Los síntomas de la leishmaniosis canina pueden variar y, en algunos casos, el animal puede estar en un estado subclínico sin presentar síntomas. Debido a la variabilidad de la enfermedad y al aumento generalizado de las temperaturas, el riesgo de contagio puede existir todo el año, por lo que es esencial que tu perro esté protegido durante los 12 meses del año contra el flebotomo.
El flebotomo es un insecto pequeño, de aproximadamente 2 a 3 mm de longitud, de color amarillo-pajizo y con el cuerpo cubierto de abundantes pelos, incluyendo las alas y las extremidades. Solo las hembras se alimentan de sangre, por lo que son las responsables de la transmisión de la enfermedad. Los flebotomos son atraídos por la luz y vuelan silenciosamente.
Estos insectos son nocturnos, y su actividad aumenta al atardecer cuando las temperaturas superan los 16-18°C y no hay presencia de lluvia y viento. El lugar donde habitan los flebotomos varía según los factores ambientales como la temperatura, la humedad y la ubicación geográfica.
El ciclo de vida del flebotomo incluye cuatro etapas: huevo, larva, pupa y adulto. La hembra deposita los huevos en el suelo, y luego eclosionan para dar lugar a la larva, que se alimenta de materia orgánica en descomposición. Después de algunas mudas, la larva se convierte en pupa, y finalmente emerge como un adulto listo para reproducirse.
En resumen, la leishmaniosis canina es una enfermedad grave y potencialmente mortal transmitida por el flebotomo. Es importante proteger a tu perro contra este insecto durante todo el año y estar atento a los síntomas de la enfermedad. El conocimiento sobre el flebotomo, su ciclo de vida y hábitat puede ayudar a prevenir la transmisión de la enfermedad.